Reflexión sobre el texto Perspectivas psicológicas sobre la implicación de la mujer en política
- Aurora Blázquez
- 18 sept 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 21 sept 2020
La política ha sido considerada tradicionalmente como un espacio reservado para los hombres. Aunque en la actualidad no estaría bien visto estar de acuerdo con que las mujeres deberían mantenerse alejadas de la política, la realidad es que si analizamos los porcentajes el espacio político parece ser aún territorio masculino.

En el pasado año, según María Fernanda Espinosa, Presidenta de la Asamblea General de la ONU, de los 193 países que existen tan solo 10 estaban gobernados por mujeres. En nuestro país aunque aún no hayamos tenido ninguna Presidenta del gobierno, el actual gobierno progresista ha apostado por un ejecutivo con el mismo número de ministras y de ministros, una decisión que ha fue criticada, ya que se cuestiona que las mujeres que ocupan esos cargos estén suficientemente preparadas o hayan sido elegidas solo por cumplir las cuotas.
Los estereotipos de género en política
Sería ingenuo pensar que la sociedad actual podría conseguir una igualdad real de mujeres y hombres sin mecanismos que intervengan y la intenten garantizar
En mi opinión, las medidas que regulan el porcentaje de mujeres y hombres dentro de los partidos son esenciales para garantizar el aumento de la participación de mujeres en la política. Sería ingenuo pensar que la sociedad actual podría conseguir una igualdad real de mujeres y hombres sin mecanismos que intervengan y la intenten garantizar.
Pero es cierto que aunque se trabaje por aumentar el número de mujeres que trabajan en política, eso no significa que ocupen puestos con el mismo nivel de responsabilidad que los hombres, ni que su ambiente de trabajo y la percepción que se tiene sobre ellas sea igual. Para comprender las dificultades que sufren las mujeres en la política es necesario hablar de estereotipos de género.
Las mujeres en la política tienen que hacer malabarismos entre adoptar cualidades estereotípicamente consideradas masculinas y comportarse como se espera que debería hacerlo una mujer
El análisis que se lleva a cabo en el texto pone el foco en señalar que las características que tradicionalmente se ha considerado que debe tener un buen líder (autoridad, competitividad, ambición, racionalidad) son estereotípicamente masculinas. Esto ha provocado que las mujeres hayan adoptado esas cualidades consideradas masculinas para ser más respetadas y valoradas como líderes. Pero la situación se complica aún más cuando también son criticadas por comportarse de una forma que se aleja de las expectativas asociadas al género femenino.
Las mujeres en la política (y también en otros ámbitos) tienen que hacer malabarismos entre adoptar cualidades estereotípicamente consideradas masculinas y comportarse como se espera que debería hacerlo una mujer. Esta situación forma parte del concepto de laberinto del liderazgo acuñado por las autoras Alice H. Eagly y Linda L. Carli.
Atisbos de cambio
Afortunadamente, las cualidades que se le otorgan a un buen líder están evolucionando hacia aptitudes tradicionalmente consideradas como femeninas. En este sentido se considera que las sociedades democráticas necesitan un modelo de liderazgo basado en la cooperación y alejado del liderazgo autocrático al que estamos acostumbrados. Este tipo de liderazgo más colaborativo se conoce como liderazgo postheroico y su apreciación por parte de la sociedad puede ser una herramienta para que las mujeres se sientan más cómodas dentro del ambiente político y no se vean forzadas a modificar su identidad para ser percibidas como líderes eficaces.
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